Las gaviotas…Él…

Se me habrán acabado las ideas? Hoy me siento frente el ordenador y no brotan muchas cosas que decir. Hoy escribo y solamente salen palabras. Palabras descolocadas como la manada de pájaros revoltosos que no callan a esta hora temprana, y que algo me quieren decir pero yo no los entiendo… Ya sé, me leen los pensamientos de estas últimas horas de “dejarme”…me pían al  oído que no hay nada que hacer…. Que hoy puedo …. Que todos los días me pesan, con una montaña de obligaciones y que hoy no hay motivo  para salir de mi estado de «no hacer nada». Ojo al ejercicio…

Un montón de libros. Trabajos pendientes. Mis labores. Mis cuadernos. Y mi tiempo… a mi disposición. Y ahora no tengo ganas, no tengo fuerza, no me siento inspirada…

Mi pensamiento me da otro montón de instrucciones acerca de lo que tengo que hacer. Nada. Eso es lo que tengo que hacer…

Aparece «Doña Culpa con su traje de Inquietud», acompañada de «Doña Responsabilidad» parloteando…. no sé qué dicen de perder el tiempo… Detrás llega “María Disposición” algo enfadada y cargada de  buena voluntad hasta que se encuentra con la más chula de todas, la que se llama “Y si no quiero qué pasa”… y ya la hemos liado…

Me lío conmigo. Me lío con el sol y el mar. Me lío durante horas sintiendo que me lío con nada. Pero me lío… con las gaviotas, escandalosas, descaradas (como mi pensamiento cuando le dejo libre)… Qué es esta flojera que me invade el cuerpo mientras me susurra muy bajito, al oído, «tú te lo mereces, hoy puedes»? Qué hay de la verdad en este instante que dejo pasar tal y como me pide el alma, tal como me indica el cuerpo, tal como dicta mi ser?

Escucho….

Que no!!! Que hoy no hago nada!!

Solo mirar el mar hasta que mis ojos se vuelvan azules… Y las gaviotas…Un poema … Un Amor…

«Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.»

Angel González

VIVELAVIDAMARTA

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