Es complicado sentirte grande cuando estás expuesto y sin protección. Cuando sientes el ataque desde adentro…
Si nadie te ve. Si nadie te valora. Nadie te apoya, cuando eres un número más, una nómina, una bronca más… Si no te expresas no brillas. Y no confías. Y te enganchas a la queja y al estado de dolor como forma de vida.
Cuando pasa todo esto, no eres grande, no. Te encoges, te hundes, te desintegras, te pierdes, desapareces,…
Tonta de mí! Otra vez lo olvidé! Que yo no soy eso! Recorrí un camino para llegar hasta aquí. Y crecí. A lo mejor necesito otras gafas para ver-me, porque yo soy grande, muy grande a los ojos de la Vida, enorme en el mundo del Amor, gigante en mi forma de sentir, perfecta cuando me entrego, me doy…. Soy
Lo que pasa es que un día tropecé y al caer me hice una herida profunda que me dejó una profunda cicatriz. Por eso mi piel se volvió tan fina, sensible y transparente, que a veces se rasga y sangra de nuevo y me asusto y me acuerdo del dolor.
Pero solo es un recuerdo! Ya puedo correr y no duele y en cada paso añado un centímetro más a mi estatura y soy grande. Muy grande. Enorme!!!
No recibo tus palabras, no soy tu víctima, no soy pequeña, aunque a veces me distraigo y me quedo atrás al caminar, pero mi luz se ve, mi brillo traspasa las lágrimas y necesito escribir, para contarte que no importa mi estatura, sino el tamaño de mi corazón.