Con todo lo que sabemos y a pesar de todos los mapas, aplicaciones y sistemas automáticos que manejamos, la mayor parte del tiempo nos sentimos totalmente perdidos…
Perdidos hacia un lugar no del todo claro en el que nos cuesta reconocer las antiguas señales, las huellas de los que nos precedieron, los aromas del pasado y los caminos recorridos. Nuestros pasos son firmes, y queremos confiar en que están dirigidos hacia el lugar correcto pero constantemente entramos en discusión con las piedras, con el sol o la lluvia que nos acompaña, hasta con nuestros propios pies que duelen, se cansan, se equivocan. Elegimos caminar hacia adelante, hacia lo nuevo pero desconocido. Y a veces miramos hacia atrás, para aprender, para recordar y volver a transitar parajes que nos resuenan en el corazón.
No discuto con la Vida. El Universo no se equivoca. Confiar es lo que toca…
Pero reconozco en nuestro mundo mucha confianza en internet, en la inteligencia artificial, en el avance de la ciencia, todo muy grande y desconocido. Y no pongo una miaja de interés en lo que soy, en lo que sé, en lo que me guía..
Yo cada vez estoy más cerca de lo de ayer y tengo menos prisa por llegar a mañana. Es mi momento vital, sí. He aprendido a escuchar-me, a frenar el ritmo, a respirar y coger aliento para continuar caminando, a mi paso, a mi ritmo y sobre todo, hacia mi propio destino…
Vuelvo a mi. Donde siempre estoy bien. Vuelvo a mi. Donde no hay engaño. Vuelvo a mi. En donde estoy bien cuidada.
Gracias por ser quien soy y estar donde estoy. No hay un lugar mejor, en serio…