Camino deprisa hacia el trabajo en una mañana templada de otoño.
…..uysss, demasiado poético… Acudo a una visión más terrenal, menos amable de la realidad:
Mitad de semana. Mucho trabajo. Muchos “tengo que…” Ayss…atención atención atención….
Ahora sí… el aire fresco me transporta a una sensación agradable, intensa. Respiración profunda. Una vez mas: frescorcillo mentolado en mi interior… Enorme sonrisa. «Sigues ahí», me digo…Eso tan profundo y auténtico. Eso que es mi sentir y única verdad. Eso que en ciertos momentos me posee como un «alien» y me recuerda que estoy viva, que respiro… Me devuelve a la Vida, la de verdad, la de ser, más allá del “tengo que”…
Pues con mi tonta sonrisa acelero el paso…. Llego tarde, llego tarde…..(igual que el conejo blanco en Alicia en el País de las Maravillas)….
Paso de peatones. Semáforo en rojo. Enorme pitada, violencia verbal, gestos poco amables…
Conflicto…..
Respiro. Observo y respiro.
Cruzo la calle. Y una niña por poco me atropella con su patinete. Muerta de risa, no se da cuenta, mira a su padre que corre con ella, en paralelo… Muerto de risa, no se da cuenta. Corre, corre, que está en verde. Vuelan. Felices. Ajenos a todo. Muertos de risa.
Me dejo contagiar, ahora me río abiertamente….
Loca!!!… Me miran…
Siento la Vida…
La Felicidad. Un momento de Gracia. De Comprensión profunda.
Feliz esta mañana templada de otoño.
Gracias, gracias, gracias…