Océano que sana, océano que limpia, océano que resucita el alma…
Devuelve la alegría. Regala buen humor. Te conecta, te ilumina, te envuelve…
Lleno de frío, lleno de sal…
Poder. Grandeza. Libertad.
Llena de esperanza y de sol. Llena de arena y Amor…. ahí estoy yo!
Es tan grande su poder que a nadie pasa inadvertido. Inevitable mirarlo. Si sostengo mucho rato su mirada, la máscara cae a pedazos…
Ayer, mirando al mar me vi. Me encontré… Un día de sol y espuma blanca. La sal empapa mis labios…
Ahí estaba yo, navegando en la inmensidad del agua salada, en movimiento. Un único propósito: llegar a tierra, chocar contra las rocas, convertirme en espuma… para volver otra vez al mar.
Muchas crestitas blancas asomando y desapareciendo entre el movimiento, grandioso… Mi blanco flequillo luchando por mantenerse a flote, unas veces con éxito, otras perdida , en la salada inmensidad perdida… Y vuelta a empezar! Qué fuerza la mía! Cuántas ganas por llegar, por sobresalir, por hacerme ver… Allá voy, con todo el poderío del agua salada, empujándome, hundiéndome… Lucho, peleo, todo mi ser al servicio de la Vida, fuerza y empeño. Pequeña e insignificante sí. Valiente y entusiasmada, también! A por todas…
Y ya estoy llegando… Casi alcanzo la orilla…
Sí! Ahora es cuando me uno a otras olas, muy vivas y emocionadas y crecemos juntas y formamos una ola más grande, más blanca, más… más… Y ocurre… Que tras el éxtasis de creer que he alcanzado lo que yo quiero me diluyo en un Todo y formo parte de algo tan hermoso: la Vida.
No camino sola. Soy una ola en el mar. Soy el mar. La espuma blanca, mi fuerza, mis ganas y empeño no me hacen especial. Formo parte de un Todo que me llena de Vida.
Así que llego, me diluyo y vuelvo al Mar…
Se acabó la lucha. Ahora disfruto del suave vaivén. Siento la calma que habita en el fondo del océano, vibrante marejada, el sol que me calienta, la alegría de ser una ola en medio de Todo.
Y este descubrimiento es tan sencillo…tan profundo…
Como el Mar… así de sencillo… así de profundo.
Entender este sueño en el que vivimos desde una perspectiva en la que somos parte de algo, de todo, me ayuda a no sentir mi carga como algo imposible de soportar. No estoy viviendo una pesadilla que quiero que termine. No me estoy experimentando al límite de mis fuerzas, sin un sentido a este dolor de mi cuerpo…y de mi Alma. El mar no se mueve gracias al minúsculo aleteo de mis brazos así que suelto la responsabilidad. Me dejo llevar, hago lo que hacen las olas, porque soy una ola, no soy diferente, no soy especial. Así llego, me rompo, vuelvo a empezar, una y otra vez… En calma. Sintiendo la aventura del Mar en cada minúscula célula que forma mi cuerpo. Soy parte indispensable, una ola entre millones. Esto es
El Mar…