Querer es una cosa. Desear es querer con más intensidad. Anhelar es el deseo profundo. Tener voluntad. Mi palabra de hoy es VOLUNTAD.
La fuerza de voluntad, esa fuerza invisible, capaz, arrolladora, con carácter… Es la fuerza de las fuerzas. La voluntad al servicio de la mente, eso que somos, una gran mente… La voluntad y su fuerza, palabras mayores.
En esta última etapa vital en la que se me han agudizado los sentidos y he aprendido a mirar, más al fondo, más en el cuerpo, más en los actos, observo que en muchas ocasiones no ponemos toda la voluntad en lo que deseamos, en eso que decimos que deseamos. Estamos impregnados de negatividad, invadidos por la queja, asustados por lo que nos toca vivir. Eso que no nos gusta, que no hemos elegido, que nos aplasta e incluso nos humilla, nos deja indefensos ante la vida. Disponemos de herramientas para sacar adelante lo que creemos que debería de ser. Pero no pasa. A veces no pasa lo que queremos, lo que deseamos, lo que anhelamos. Este es el momento! Mágico instante!
La voluntad de hacer otras cosas, aunque no queramos.
La voluntad de confiar en que lo que ocurre es lo correcto.
La voluntad de cambiar.
Cambio de planes. Cambio de mirada. Cambio de vida. Cambio….
Nada fácil, no… Después de mucho tiempo haciendo lo mismo, esto es, lo que creemos que queremos, pues creemos que lo deseamos, y aunque no lo deseemos, lo queremos, porque ya forma parte de nuestra configuración, y es que las cosas son así!!!
Queramos o no.
Instalados en la queja. Instalados en el victimismo.
Esto es lo que hay, esto es lo que me ha tocado, no puedo hacer nada, yo soy de que todo me salga mal, siempre me pasa todo a mi…
Y duele reconocerlo. Escuece arrancar viejos conceptos e identidades que nos definen. Nosotros somos eso, claro que sí! por definición y tatuado en la frente lo llevamos. Limitados y sufrientes. Esto vende mucho. Y si me encuentro en el camino un alma herida y muy dolorida, todavía esa falsa piel la sentiré más pegadita al cuerpo… casi casi unida al alma….
Cambiar tu vida tal vez no sea posible. Cambiar tu mirada es un acto de voluntad.
Para experimentar un cambio hay que tener voluntad. Y hay que desarrollar la fuerza necesaria para poner la voluntad en marcha y recorrer el camino. Hay que buscar los sueños olvidados en la distancia y enfocar a lo lejos porque desde muy cerca no tenemos perspectiva. Hay que creer. Hay que confiar. Hay que ser valiente y desear cambiar.
Y otra vez me lío en las palabras envolviendo conceptos… Lo que quiero decir es que… No soy víctima del mundo que veo. Es posible que lo que veo no sea lo que yo deseo, pero sentirme víctima es un acto de voluntad que me atrapa sin darme ni cuenta.
Atención, atención, atención…..repite uno de mis maestros….
La fuerza de mi voluntad es lo más potente que me habita. Unida al Amor hacia mí misma el milagro sucede… Claro que no en lo que veo. Naturalmente que no puedo cambiarte. Por supuesto que no voy a mover ni una célula que no me habite…. Pero sí tengo el poder sobre mi, porque tengo voluntad, porque me siento, porque sé lo que hay dentro de la cajita en la que habita mi Alma.
Así que decido dejar de ser la víctima para tomar las riendas de mi vida. Y aunque las espinas del camino estarán siempre ahí, esa es nuestra experiencia, mi voluntad es caminar. Mi voluntad es la fuerza, la fuerza de desear otra cosa y hacer otra cosa y priorizar de otra manera y mirarme bien y atender mi voz interna y decir sí a lo que anhelo. Y tener voluntad de vivir.
Con fuerza! La de la voluntad…