Formar parte de un todo tiene sus ventajas pero también tiene una parte condicionante. Me siento parte de algo y eso me aporta identidad, seguridad, carácter, relación y responsabilidad para con el Todo. Un Todo es la unión de todas la partes que lo componen y gracias al grado de integración y compromiso de las partes la totalidad es un núcleo, fusión de aquello que cada parte aporta y en perfecta simbiosis forma Todo.
Yo soy Todo. Todo lo que vivo cada día, cada situación, cada enfado, cada momento de placer, cada abrazo y cada rechazo, estoy en cada moneda que recibe el rumano que toca el acordeón por las mañanas. Estoy en la oficina cuando cada parte camina enfadada por el pasillo. Estoy en cada segundo de impaciencia cuando no me traen la cuenta. Estoy en cada noticia escalofriante del periódico…
Estoy y formo parte de Todo. Y mola ser parte de Todo lo que mola, aunque me resisto a reconocer mi parte de conflicto y dolor aportado. Me nutro del Todo y cuando me falta vitamina digo que Todo es un asco.
Genérica afirmación dictada al aire sin consciencia, sin humildad, sin reconocimiento. Cada gota de energía que fluye hacia el exterior es parte de mi y va a parar a Todo. Y a Todos.
Así que me digo: atiende a eso que expandes…
Cada vez que digo «paso de todo» quiere decir exactamente lo contrario, un arañazo en mi alma, un aire cargado de ataque me ha levantado la piel pero no lo reconozco, no me duele digo, yo paso… Cada vez que afirmo «ese es su problema» acabo de lanzar un dardo cargado de dolor en forma de legítima defensa… No me hago responsable de tu dolor, búscate la vida…Y no pongo atención alguna al hecho de que yo formo parte de ese pequeño conflicto que ya tiene forma y color en mi mente y que si me descuido acabará siendo un PROBLEMA en grande porque crecerá porque te lo contaré porque tú tomarás partido porque ya seremos dos en contra porque se inicia la cuesta abajo y el conflicto está servido….
Este es el rollo de siempre, este que vivimos… todo es un asco….
Un segundo de atención… Un gramo de humildad para reconocer el error…. Un pedacito de ternura en la mirada hacia esto que mi mente cree que está pasando…. Y ya…
Alguien me decía hace poco que escribo muy bellas palabras pero que esto es muy difícil… No es difícil elegir paz en vez de elegir conflicto, lo difícil es querer tener razón.
Vivir en paz no implica renunciar a nada, ni hay que ser de una pasta especial, no hay que hacer nada, solamente tengo que prestar atención a lo que expando y a lo que recibo. Y un cachito de humildad en la palma de la mano… He aprendido que cuando alguien me reprocha algo y se queda esperando mi ataque, simplemente, en un acto de honestidad, es posible darle la razón, porque tal vez lleve la razón! Reconocerlo y continuar mi camino me libera del conflicto. Ese que me envenenará el resto del día….o el resto de vida.
El ataque no tiene sentido… así me lo aprendí yo.
Siempre puedo elegir paz, si me doy cuenta, si estoy atenta. Y habré cumplido con «mi parte», habré aportado una pizca de Amor al Todo que soy…